Ursula K. Le Guin es una de nuestras escritoras más admiradas y por eso siempre es motivo de alegría que alguien se anime a reeditar su obra. Hay un montón de títulos esenciales en su bibliografía que llevan años fuera de la circulación: estaría bien que alguien le pusiera remedio.
La editorial Virus publica pronto (cuando ese otro virus, mucho menos atractivo, lo permita) Las niñas salvajes, una novela corta de la autora californiana que tuvo una primera edición hace más de quince años en la desaparecida revista Asimov.

De qué va Las niñas salvajes
«Modh y su hermana pequeña Mal son capturadas junto a otras niñas de su poblado nómada por los hombres de Bela ten Belen, para conducirlas a la fuerza a la Ciudad, donde serán criadas como esposas-esclavas por las mujeres de su familia y engendrar así a sus hijos. En la brutal incursión, ancianos y niños fueron masacrados sin piedad, aprovechando que los adultos se encontraban ausentes. Durante la penosa marcha de regreso, un guerrero abandona a una bebé capturada para que muera, demasiado débil y enferma como para sobrevivir. Modh suplica que sus restos sean enterrados en el camino, para que su alma encuentre la paz y no les persiga eternamente, pero sus ruegos no son atendidos.
Ya en la Ciudad, como niñas salvajes que son, habrán de aprender las normas y costumbres sociales que rigen su nueva existencia en el hanan o casa de las mujeres. Allí se acostumbrarán a una vida de servidumbre entre refinadas comodidades, donde solo el llanto nocturno de la niña fantasma turba su incierto futuro».
Todos los extras
Esta nueva edición viene ilustrada por Adara Sánchez, con prólogo de Arwen Curry, autora del documental Los mundos de Ursula K. Le Guin (actualmente en el catálogo de Amazom Prime) y con un artículo de Layla Martínez, editora muy excelente del sello Antipersona. Traduce Arrate Hidalgo.
Hasta que podamos leerlo, quedémonos con estas palabras de Lola Robles, en su artículo sobre la obra para Pikara Magazine:
Pese a la belleza del estilo, este cuento largo resulta descarnado y terrible, sin concesiones de ningún tipo para tomar aliento. Habla de opresión, de interseccionalidad y de violencia. Pero también de rebeldía y de vínculos entre mujeres. Como toda buena literatura, es simbólica y, a la vez, literal. Perturba, enoja, deleita. Seca los ojos, mientras nos hace reflexionar radicalmente. Advierto: el fantasma de las niñas salvajes nos perseguirá tras la lectura, igual que… No puedo contarlo, se trata de un secreto de la historia. Claro que, a la vez, desearemos volver a leer la obra. Enseguida.