Una semana más, nuestra curiosidad insaciable ataca a escritores inocentes. Nuestro deseo de información trivial y frívola envalentona nuestros corazones y salimos a la caza, con nuestras flechas impertinentes bien afiladas y nuestra puntería tan mala como de costumbre. Lo bueno que tienen las flechas es que da igual que no aciertes: con que se […]