¿Alguna vez te ha pasado lo siguiente?
Estás leyendo una obra que te está gustando. Está bien escrita y es una historia entretenida. Tal vez hay algún problema de coherencia, pero decides ignorarlo, suspender la incredulidad, para ver dónde te lleva el autor.
Pero entonces te das de bruces con un problema letal. Es un problema que vemos a menudo en novelas de tipo especulativo y fantástico, y me gusta llamarlo «el problema del giratiempo».
Qué es el problema del giratiempo
¿Qué ocurrió exactamente en esa novela que estabas disfrutando? Apareció casi al final una tecnología que permitía que la trama concluyese del modo que el autor necesitaba para cerrar la historia a su gusto.
Y esta herramienta, aunque resolvió la trama, se cargó toda posible credibilidad y coherencia en la historia.
¿Por qué? Porque dicha tecnología era demasiado importante y poderosa, y esa importancia no se reflejaba desde el principio en el mundo que el autor había creado.
Algunos ejemplos: IAs de impresión
Una de las tecnologías que me resultan más peligrosas en este sentido es la de la superinteligencia artificial.
Imaginad un mundo donde existe una inteligencia artificial poderosa. Esta podría analizarse desde el punto de vista práctico y ético, como ocurre con las leyes de la robótica de Asimov o con la serie Person of Interest; podría ser una especie más en una sociedad diversa como la Cultura de Iain M. Banks. Podría volverse loca, como le ocurre al pobre HAL 9000, o implicar una amenaza tan terrible que toda una sociedad nueva se forma tras su destitución (Dune).
Lo importante es que una IA de ese nivel tendría un alcance narrativo tremendo.
No es absolutamente necesario crear una superIA megapoderosa en tu sociedad especulativa. Tenemos IAs que forman parte del escenario, pero no van mucho más allá de lo que esperaríamos de un programa limitado, diseñado para mostrar una «personalidad» ficticia, sin voluntad real. Y tenemos programas muy avanzados que no llegan a meter el dedito en las aguas turbias de la autoconciencia. Si uno no quiere entrar en las implicaciones realistas de una inteligencia de ese nivel, es interesante la perspectiva de los creadores de The Expanse:
«Lo que tenemos es automatización, sin que se comente nada al respecto. Rodea a los personajes, pero nadie dice nada porque para ellos es algo normal. Se menciona constantemente que la Roci es «lista», y Naomi siempre le está dando tareas complicadas. La zona médica es, básicamente, un hospital informatizado que apenas requiere intervención humana.
Si te refieres a IA en el sentido de máquinas autoconscientes, seres sensibles… Sí, eso lo evitamos porque es un tema que ya nos resulta algo aburrido. Los humanos son mucho más interesantes.
Este es un modo sencillo de poder trabajar con inteligencias artificiales limitadas, reguladas, programadas para cumplir tareas que los personajes necesiten, sin más. Si buscas tener una superinteligencia artificial con conciencia de sí misma, eso tiene trascendencia en el mundo creado y tendrás que decidir dónde entra. Las narraciones donde se usa a lo deus ex machina sin que el mundo se vea afectado en lo más mínimo pueden resultar… chirriantes.
Cuerpos intercambiables
Veamos otro ejemplo de este problema. Imaginad un mundo en el que existe la reutilización de cuerpos que se ve en Carbono modificado de Richard Morgan, o en Mala racha de José Antonio Cotrina, o en Su cara frente a mí, de Luis Ángel Cofiño. Los tres autores toman un recurso de la ci-fi (intercambio de cuerpos, el cuerpo clonado como un recipiente vacío donde insertar una conciencia) y esta tecnología es tan significativa que es inevitable que su mundo entero esté afectado (ya sea para bien o para mal, pero, seamos sinceros, suele ser para mal, muy mal).
Esto de los cuerpos se las trae y personalmente me gustan las historias que analizan las consecuencias que tendría esta «nueva inmortalidad» en una sociedad ultracapitalista, o las que, como la serie Hyperion, examinan las posibilidades de renacer una y otra vez (si bien en Hyperion no se reutilizan cuerpos: simplemente resucitas constantemente en el tuyo, lo que es muy útil para el viaje espacial… y menos útil para tu bienestar mental). De cualquier forma, cualquier modo de intercambio de cuerpos y la inmortalidad que podría acompañarlo es otra de esas tecnologías que hay que meter con cuidado: afecta a niveles gordos a tu entramado social.
El problema mayor de todos estos es el del viaje en el tiempo, creo yo.
Metiendo los piececitos en la paradoja
Por esto lo llamo el problema del giratiempo. Porque en el mundo de Harry Potter existe el viaje en el tiempo y, aunque afecta a ciertas partes de la trama, me parece un punto importantísimo que debería impactar al mundo construido de una forma mucho más bestia. Hermione recibe un giratiempo (¡una máquina del tiempo, tal cual, algo que altera el tejido del espaciotiempo!) para poder ir más a clase. Cierto es que el giratiempo obtiene más protagonismo más adelante, pero la existencia de un recurso como este es una brutalidad. ¿Estarían los magos tan preocupados por aprender pócimas y hechizos si existiera una tecnología que permitiera alterar el tiempo? ¿No estaría ahí el verdadero poder, por encima de todo?
Es posible que me equivoque aquí a lo grande, claro, porque no he leído todos los libros de la serie de Rowling; hablo basándome en resúmenes y comentarios encontrados por internet, y espero que los fans me disculpen si estoy metiendo la pata. Pero creo que sirve para que entendáis por donde voy.
La propia Rowling habló de las desventajas de haber metido los giratiempo en su historia con tanta felicidad:
Entré con demasiada ligereza en esto del viaje en el tiempo en Harry Potter y el prisionero de Azkaban. Si bien no me arrepiento (Prisionero de Azkaban es uno de mis libros favoritos de la serie), me dio un buen número de problemas, porque, después de todo, si los magos podían volver atrás y deshacer problemas, ¿dónde quedaban mis tramas futuras?
Rowling luego intentó resolver el entuerto de varios modos, llegando hasta a destruir los giratiempo (¿giratiempos?) existentes de un modo en apariencia fortuito, y los fans han debatido largo y tendido sobre posibles agujeros de guion (o no) en relación a paradojas temporales y dichas «soluciones».
No olvides el cinturón de seguridad
Hay muchas formas de enfrentarse al viaje en el tiempo. Puedes definir a la perfección el funcionamiento de la paradoja. También puedes decidir si en tu mundo la realidad se reajusta para que no puedas cambiarla; puedes asumir que la realidad se divide en infinitos mundos paralelos, creados con cada modificación que crea tu viaje temporal. Algo tan mínimo como la capacidad de ver un minuto en el futuro podría significar un paso evolutivo radical, como especula Dick en El hombre dorado (adaptado de una forma libérrima en el Next de Nicolas Cage).
Puedes no explicar absolutamente nada, pero que tus viajes temporales solo afecten a la realidad de un solo personaje, con lo que evitas todo el follón social. Esto da mucho juego, como demuestran obras repletas de saltos narrativos como La mujer del viajero del tiempo. Puedes mostrar bucles de un día a lo Día de la Marmota o Palm Springs, o incluso de una vida entera, como en Las primeras quince vidas de Harry August. Puedes incluso cuestionar nuestra propia percepción y definición de «tiempo», como hace Ted Chiang en La historia de tu vida.
Reconozco que a mí me gusta toquetear un poco también el tema cuando escribo: si elegimos percibir el tiempo como algo mágico y maleable, el juego es infinito (creo que en la ya mencionada Hyperion, Dan Simmons hace esto muy bien con el Alcaudón); podemos interpretar el tiempo como algo difuso, juguetón y bailarín, como en Dr. Who.
Pero si queremos enmarcar el tiempo en un entorno realista, con reglas, es demasiado fácil cavarse una tumba incoherente.
No digo que toda obra de ci-fi o fantasía tenga que tener una construcción de mundos hipercoherente. Pero sí creo que ciertos recursos son peligrosos si no se presentan del modo adecuado.
No solo ci-fi
La magia es otro de esos recursos que pueden presentar un desafío narrativo. ¿Qué tecnología hay más poderosa que esa?
Es muy fácil agitar una varita y que algo cambie sin más. Esto tendría implicaciones brutales en una sociedad, una economía, etc., y en fantasía es frecuente ignorar eso. Lo cual no es terrible, claro (a menudo lo que buscamos en la fantasía es la evasión), pero puede ser una muleta.
No es obligatorio realizar un estudio profundo de cómo funciona la magia y cómo afecta a cada elemento de tu mundo (no todos somos Pratchett ni Martin ni Sanderson), pero tal vez sea algo inocente pensar que una realidad en la que existe la magia sería absolutamente igual que la nuestra, y tal vez, por eso, muchas obras de espada y brujería, o fantasía épica, quedan algo acartonados cuando se reducen a «mundo feudal igual que nuestra Edad Media pero con hechizos poderosos».
¿Dónde está la solución?
Sería muy complicado analizar todos los factores que conducen a este problema y especificar cómo funcionan las excepciones. A lo mejor ayuda pensar que, en esto de escribir, menos es más. Cuanto menores (y menos poderosos) sean los elementos fantásticos o especulativos, más sencillo será encuadrarlos en el contexto que estamos creando. O pueden ser enormes, inmensos, tan grandes que están allí desde el comienzo, tan innegables como la salida del sol, pero esto debe mostrarse y debe ser un principio infalible de nuestro mundo.
Por supuesto yo también he caído en más de una ocasión en el problema del giratiempo. Si escribes, es difícil no hacerlo, y como lectores nos lo encontramos con frecuencia (aunque a veces no sepamos identificarlo; solo sabemos que hay algo en el texto que «no funciona»). Independientemente de lo que opines de Rowling como persona, creo que todos los que escribimos deberíamos hacer caso del siguiente consejo:
Este es solo un ejemplo de todas las formas en las que uno debe tener cuidado con lo que inventa cuando escribe novelas de fantasía. Por cada beneficio, suele haber una desventaja.
Y llegó tu turno
Cierro con una pregunta para ti, querida persona lectora (¡o escritora!) que has llegado hasta aquí:
¿Cuáles son las tecnologías que a ti te frustran más en este sentido? ¿Cuál es tu problema del giratiempo más irritante?
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Créditos:
- Imagen de cabecera de Adrien King en Unsplash
- Imagen de chica desconsolada por cuerpo defectuoso, por Kyle Broad en Unsplash
- Foto de chica de Erasmus responsable de la destrucción de nuestro universo por krakenimages en Unsplash
Muy interesante reflexión, y eso mismo también pasa en las novelas negras. Curiosamente, ese efecto me ha pasado más veces en el cine que en la literatura, ya que muchas veces los momentos Eureka no están bien resueltos y dan la impresión que no hay tanto azar.
Es cierto, sí. También es que en una película hay menos tiempo y espacio para resolver cosas. Tal vez por eso ahí sea más evidente que nunca lo de resolver cosas de forma apresurada, los deus ex machina y las tecnologías que parecen salir de la nada.
Ahora sólo se me ocurre la realidad virtual. Se ha vuelto un recurso muy socorrido para justificar cualquier situación anómala, por lo general ignorando los problemas físicos (ya sólo la huella de carbono de la minería de criptomonedas parece hacer inasumible una economía electrónica, como para hablar del coste y la contaminación de generar un mundo indistinguible del real), por no hablar de los éticos (se crean mundos para cualquier cosa, hasta para mandar de vacaciones a un secundario, poblados por personajes no jugadores que pasarían un test de Turing, sin preocuparse de su falta de libertada)
No es exactamente lo mismos, pero no puedo evitar quejarme de mi Deux ex Machine más odiado TODO ERA UN SUEÑO. Se ha vuelto un tópico, en el cine de terror, que todo se justifique porque resulta que la película no era más que una pesadilla del protagonista , que está en coma, o una alucinación causada por su enfermedad mental, etc, etc
Muy de acuerdo con todo lo que apuntas. Y lo de «poblados por personajes no jugadores que pasarían un test de Turing, sin preocuparse de su falta de libertad» es algo que me ha irritado desde siempre. En el fondo creo que es otra variante de un error de escritura muy común, que es el de crear personajes sin vida ni autonomía que solo existen en relación con los protagonistas. El ejemplo más común es el de «la mejor amiga» (y la variante aún más problemática, «el amigo gay»), un personaje que solo sirve para escuchar y ayudar a la protagonista, sin mayor relevancia ni construcción.
Pero yo desde luego no voy a tirar esa piedra, que ese es un error que creo que cometemos casi todos los autores en algún momento, sobre todo cuando estamos empezando.