Gótico, de Silvia Moreno-Garcia: un híbrido virtuoso

Nunca fui muy de literatura gótica —de la época que fuera— por la sencilla razón de que (y discúlpenme los fans) me resulta aburrida.

Podemos hablar del gótico más clásico o de subgéneros que han heredado muchas de sus características. La imaginación de Mervyn Peake es deslumbrante, pero su prosa aturde, te deja estupefacto, en estado adormilado. Emily no me parece tan buena Brönte como su hermana Charlotte. Aquel giro de tuerca no es, ni de lejos, mi obra favorita de Henry James. Y si viajamos a lo anterior, a castillos de Otranto, a la pluma de la señora Radcliffe… no, sigo sin estar muy convencida. Admiro todo lo que implican para lo literario, pero no lo disfruto como lectora.

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Gótico, esa palabra que nunca sabemos si se refiere a un tipo literario, a un estilo artístico bajomedieval o a esa chica de tu clase de aeróbic que pega saltos vestida de negro y con los rabos de los ojos muy pintados.

Estamos tan expuestos a historias exuberantes de fantasmas y mansiones malditas que tal vez me he cansado casi antes de empezar. Por eso considero que Gótico, de Silvia Moreno-Garcia (que tiene sus peros y sus limitaciones, como cualquier novela) merece una lectura por la muy sencilla razón de que ofrece algo que en el género ya puede resultar novedoso: es un libro divertido.

Jugando con el género

Su protagonista, Noemí, es lo opuesto a la heroína clásica victoriana. No es un elemento pasivo y desde luego no es un elemento secundario. No es solo por la ubicación y el contexto: Moreno-Garcia construye una casa muy victoriana en México para hospedar a sus personajes-marioneta, y toca de frente el clasismo aberrante entre amos extranjeros y mano de obra local. La servidumbre de la mansión decrépita —importada de Gran Bretaña— está hueca, vacía, más parece un electrodoméstico chirriante que un grupo de seres humanos.

Pero en la juventud autóctona llega la revolución: tenemos una prota que es parte de la élite local, sí, pero que está llena de vitalidad y compasión. Es frívola, sí, ¿pero por qué a nuestras heroínas no pueden gustarles el maquillaje, los vestidos y beber champán en las fiestas? Sobre todo si esto se acompaña de una curiosidad fiera y una independencia admirable. Es fácil cogerle cariño a esta socialite que no sabe lo que quiere, que tan pronto piensa en flirtear con chicos guapos como le da vueltas al último libro de antropología que ha llamado su atención.

Aquí hay de todo lo que busca un aficionado a las novelas de terror y misterio a la antigua: venenos misteriosos; mujeres sabias de pueblo; reacciones físicas extrañas; maridos asesinados; damas olvidadas por el tiempo, adornadas con ristras de perlas; retratos polvorientos de familiares perturbadores; un clima trastornado que aísla a la casa del mundo exterior; y el toque de siempre de opresión patriarcal y racismo rancio… pero todo mezclado con un hilo rebelde, moderno, que atraviesa la novela. Noemí no se va a quedar sentada esperando a que los demonios se la lleven y descubrirá, poco a poco, los secretos nefastos de la casa. Y estos, por cierto, ofrecen explicaciones que se alejan mucho de la tradición del género y tocan, casi en homenaje, otras ramas del fantástico.

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Imagen muy, muy real* de servidora haciendo esfuerzos por hablar de este libro y conseguir que lo leáis sin hacer spoilers

Gótico juega con los clichés, pero introduce elementos weird y hace más patente la violencia contra los personajes femeninos: lleva a un terreno añejo una protesta contra los roles tradicionales y el poder masculino, sin caer en lo obvio ni lo moralizante. Proporciona además una prosa correcta, nunca recargada, alejándose de la densidad descriptiva del misterio victoriano para traernos una novela entretenidísima, de esas que casi se leen de una sentada y que dejan al final un buen poso de satisfacción. Y la lengua es importante en esta novela: la contraposición constante del idioma «de los señores» (el inglés que se habla en la casa) con el idioma de los que se rebelan (un español que se utiliza como subterfugio) es un símbolo más en esta lucha entre explotadores y explotados, entre sujetos y objetos.

Conclusiones, reflexiones, animación a la lectura

Aunque leí la versión original (Mexican Gothic), Minotauro tuvo la amabilidad de enviarme también un ejemplar del libro en español. Sé que la traducción de Alexander Páez fue revisada por la autora y creo que el resultado final es elegante. Tal vez quede algo más seco que su original (que tiene la gracia de usar un inglés donde a veces se intuyen estructuras o formas de hablar de nuestro idioma), pero Páez ha sabido aplicar un estilo sobrio que parece funcionar bien con el texto. Dicho esto, si os manejáis un poco con el inglés, recomiendo también su lectura en esta lengua. Insisto en que su prosa es muy accesible.

No puedo contaros mucho más sin estropear la experiencia, pero dejémoslo en que podemos aprender tres cosas importantes de esta novela:

  1. El moho en las casas NUNCA es saludable y…
  2. Si tu prima favorita se casa de repente, NO la dejes marcharse a una casa victoriana perdida en un lugar remoto y neblinoso, y…
  3. Si alguien menciona en una conversación, así como quien no quiere la cosa, la palabra eugenesia, SAL CORRIENDO.

Ese último punto debería ser obvio, pero yo insisto por si las moscas. Como curiosidad, apunto que la zona donde se desarrolla la historia está basada en un lugar real (Real del Monte, en Hidalgo, México) donde existe un panteón inglés que merece la pena ver.

Hay información relevante sobre esta comunidad minera en este texto de Coolt sobre la obra de Moreno-Garcia. Si queréis saber más sobre Gótico, las influencias de Silvia y de dónde surgió la idea para escribir la obra (muy interesante), recomiendo que echéis también un ojo a la entrevista que le hice dentro del marco virtual de la Hispacon de este año:

Y si queréis leer reseñas y más opiniones sobre el libro, tenéis, por ejemplo, este artículo en Libros Prohibidos y este otro en Fantasymundo.

¿Tendremos más obras de esta autora en nuestro idioma? Veremos. Moreno-Garcia ha adelantado que algunos de sus otros libros serán publicados por Urano, pero no especificó para qué países. Esta editorial tiene presencia internacional, así que esperemos que eso signifique que estas obras lleguen también hasta España.

Una despedida cordial y llena de opiniones muy subjetivas

Esto es todo, amigos. Como diría la propia Noemí, poneos vuestro mejor vestido de fiesta (los chicos también, con lo bien que os sienta el verde…) y adentraos en el tenebroso mundo de High Place.

Pero antes de marchaos tal vez os preguntéis por qué he usado la palabra virtuoso en el título de este artículo. No hablo de maestros del violín ni nada así. Mi uso de la palabra es más mundano; creo que el libro es virtuoso porque no cae en vicios comunes: es feminista sin gritártelo a la cara y estampártelo en la frente, analiza cuestiones de racismo y opresión sin que eso quite peso a la historia, y sobre todo, evita ese gran vicio que a mí me hace soltar más de un libro: nunca, nunca es aburrido.




*Posiblemente no real.


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